Hay un blues de Ignacio Copani dedicado a los arqueros -una debilidad mía el puesto de portero- que entre otras cosas dice “ Me siento tan solo… a mi suerte librado igual que en un barco.. tan solo, que hasta es obviado en las tácticas porque se da por hecho 4-4-2 o el 4-3-3-1 en fin esa soledad cuando los compañeros reparten el juego o celebran un gol, esa soledad cuando tienes enfrente al rival que quiere perforar tu portería.
La vida a veces es muy curiosa, y los destinos esperan la oportunidad para unir caminos, cuando Cristian Álvarez tras una larga carrera como guardameta había decidido dejar la práctica del fútbol porque no era feliz, y optó por ese recogimiento en un pequeño pueblo rodeado de los suyos y de la naturaleza tratando de encontrar aquel niño que algún día había sido arquero.
Y llegó aquel verano del 2017 con alguna oferta que desechó y la llamada Del Real Zaragoza, algo despertó en el, nació una inquietud, una ilusión, una emoción perdida que desde dentro le decía que SI que ese era el lugar ideal para regresar, había encontrado el camino para regresar a la práctica del fútbol. Dio el SÍ como el novio que encuentra a su pareja ideal, y desde entonces la relación es más sólida que nunca.
Cristian Álvarez es feliz en el Real Zaragoza, y en la ciudad donde se ha integrado totalmente como un ciudadano más en todos los aspectos, cultural, social; como un maño más. Como dice él en alguna ocasión “ Estoy donde quería estar, donde mejor me he sentido nunca, he encontrado la serenidad”
Para la afición zaragocista es un ídolo, en el vestuario un “papa”, un hermano, amigo, compañero solidario apoyando en cada momento, un capitán con todas las letras.
Y ahora más que merecido Hijo Adoptivo de la Inmortal Zaragoza, uno de los nuestros que siempre estará en nuestros corazones, y no solo por el gol marcado en Lugo en el 97, por tus increíbles paradas sino porque además de ser un enorme “arquero” eres una gran persona.
La soledad del arquero, con nervios de acero y soñar que en un vuelo el cielo tocar, aunque como dices tú “ Con los pies en el suelo”, pero esta temporada hay que tocar el cielo y celebrar el ascenso.